UNA VISION GLOBAL SOBRE EL CHOTA 1475 – 1813
Autor: Fernado Jurado NoboaFASE INDIGENA
(Este artículo es una interesante periodización del proceso histórico de los negros en el actual territorio ecuatoriano).
El nombre «Coangue» significa: Valle de las Calenturas Malignas; y de los primeros nombres que se conocen, a principios del siglo XVl, es el de la cacica de Mira Doña Angelina Chota. Según los estudios de Rosario Coronel, se sabe que en el siglo XV los caciques de Chota y Mira producían coca y algodón.
En 1475, debido a la invasión incásica se diezmó la población de Pimampiro y, aparte de la mortandad, muchos indígenas fueron deportados del valle del Chota o Coangue.
En 1540, según la crónica del corregidor Sancho de Paz, el paludismo traído por los españoles vuelve a diezmar a los indios del Chota.
En 1550, los primeros estancieros españoles intentan un repoblamiento indígena, con el objeto de cultivar la vid, el olivo, el algodón y la caña de azúicar.
A1 parecer, estos esfuerzos fueron productivos porque en 1570 se da una bonanza de los cultivos de coca y algodón; el censo del pueblo de Pimampiro acusa 738 indígenas.
LO PRE – JESUITA O INFRAESTRUCTURA ETNICA (1575 -1600)
Hacia 1575 llegan los primeros negros por vía privada; según los esposos Costales, el artífice de esta primera importación fue el cacique de Tulcán, García Tulcanaza.
El primer grupo negro que arribó en los iniciales 50 años de poblamiento africano, fue comprado por particulares en Cartagena de Indias y procedían de dos zonas africanas: de Guinea, al norte, y de Angola, al sur. A su vez de Guinea provenían los conocidos grupos de Mandingas y de Babaras. Los Mandingas eran de religión mahometana, orgullosos y con fama, de mal carácter, provenían de la región de Senegambia, gustaban de la hechíceria y se consideraban el grupo africano más culto.
Entre 1580 y 1590, debido a la presencia de los primeros negros en el valle, los indios del Chota se sintieron incómodos y migraron a Pimampiro. Según un censo de 1582, se encontraron 2.350 indios en los lugares de Chapí y Pimampiro. Según el cura Antonio de Borja, en Coangue (Valle del Chota), vivían seis españoles que cultivaban viñas, para lo cual tenían algunos negros, pero curiosamente en este lugar no existía ningún niño y la población tendía a desaparecer. Por estos años y ante la visión de los españoles, los nombres del Chota y de Coangue tenían muy poca incidencia, sirviendo como ejemplo el dato de que en las provisiones del Cabildo de Quito efectuadas entre 1583 y 1594 no figuran para. nada estos dos nombres.
LA FASE DE TRANSICIÓN (1600 -1635)
En las primeras dos décadas del siglo XVII, los chapetones se dedican al cultivo de viñedos y olivares y poco después a los de caña dulce y azúcar, los cuales van a persistir por muy largo tiempo. Los nuevos cultivos produces un gran cambio ecológico y hacen que los indios de Pimampiro huyan, unos a Otavalo y otros al Oriente. En 1620, los jesuítas compran su primera propiedad en la región, Chorlaví, con lo coal se inicia un nuevo ciclo económico en el sector.
LA GRAN FASE JESUITA O NEGRA (1627 -1700)
Desde 1627 y durante 80 años, los jesuítas se proveían de negros en los muelles de Cartagena de Indias; desde 1638, el grupo preferido fue el de los Minas, los cuales procedían de Costa del Oro, en el Africa, y eran comercializados casi absolutamente por los portugueses.
En 1627, el jesuíta Fernando Cortéz compró ocho caballerías de tierra (alrededor de 100 héctareas) en el Valle de Pimampiro con el objeto del cultivo de cocales y algodonales, como también para la vinificación y el cultivo de la caña y del algodón. Para estos trabajos adquirió 14 esclavos. Diez años más tarde, el jesuíta Madrigal vendió en Ibarra 114 esclavos al cápitan Andrés de Sevilla, demostrando ambos su condición de comerciantes esclavistas.
En 1648, los jesuítas deciden mixtificar la mano de obra esclavista con trabajo indígena y para esto trasladan a varios grupos indios de sus lugares de clima frío a 7 valles calientes, entre ellos a los de Mira, Pimampiro, Chota, Santiago y Salinas.
En 1654, aún los jesuítas no habían puesto su ojo central en Pimampiro, lugar importante por la tenencia de la tierra, pues contaba con 22 haciendas, entre ellas dos pertenecían a los mercedarios y en el listado constaban dos trapiches privados.
En 1659, hay quejas públicas ante la audiencia de que los jesuítas monopolizaban el comercio del azúcar, la panela y los cordobanes.
Desde 1660, se da un notable cambio en el comercio negrero pues aparecen también particulares que hacen sus compras en Ibarra o en Cartagena. De ellos el más importante era el criollo Juan de Espinosa de quien sus esclavos adoptan su apellido. Ante este mecanismo, los jesuítas se sintieron competitivos y se dedicaron durante 30 años (hasta 1690) a ahogar el comercio particular. La compra que había hecho el citado Espinosa de los Monteros era pare su hacienda de Cuajara y el número de esclavos fue el de 15.
En el mismo año de 1660, se recogían pepas de oro en los ríos auríferos de la región. Cuatro años más tarde, el cápitan Francisco Recalde y Haro tenía abierta ya una acequia en el Valle del Chota y Mira con el objeto de beneficiar el regadío.
En 1680, empieza la importación masificada de esclavos por parte de los jesuítas, sobre todo del grupo de bozales, que tenían fama de que rendían más que los esclavos criollos. Sin embargo, seguían utilizando de manera temporal la mano de obra indígena.
Dos años más tarde, los jesuítas compran cañaverales y trapiche en la Concepción, Valle de Mira, que comprendían 180 caballerías. En el mismo año compran a su competidor Espinosa la famosa hacienda de Cuajara en la astronómica suma de 22.000 pesos; la hacienda que tenía trapiche iba desde el río Mira haste el páramo y sus tierras no podían medirse del todo, por lo extensas que eran.
La presencia de estos dos latifundios en manos jesuítas, condicionó a que estos hicieran una nueva importación de esclavos y desde 1690 trajeron a varios Carabalíes, los cuales eran importados por los ingleses desde el Golfo de Biafra. Este grupo africano traía fama de valientes y de desalmados, ya que en su tierra natal vendían sus mujeres e hijos y se dedicaban al hurto.
Cinco años más tarde, los jesuítas trajeron los primeros Congos a Imbabura, los cuales eran traídos por compañías portuguesas, francesas a inglesas de la región de Loanda, que comprendía Angola, el Africa Central y las orillas del río Congo. A pesar de que el nombre podría sugerir un origen común, en realidad no es así, ya que a cualquier pueblo de habla bantú se le designaba como Congo.
En 1695 mismo, los inventarios jesuítas revelan la labor eficiente de quince años de trabajo, pues en Cuajara y La Concepción, habían labrado los valles, construído acequias, abierto caminos y puesto a funcionar varios trapiches. Cuajara poseía ya case de fundición y herrería y producía azúcar, panela y aguardiente.
Un año más tarde, los jesuítas poseían 6.000 hectáreas en El Valle y, según una denuncia que se les hace, habrían destruído iglesias y cementerios con el objeto de meter el arado (archivo Vacas Galindo, Tomo 19). Un año antes y en la visita del comisionado Antonio de Ron, los jesuítas declararon poseer siete haciendas en El Valle, dos los dominicos, una los agustinos y una los mercedarios. En 1698, para finalizar el siglo la zona de Pimampiro poseía 15 haciendas, de las cuales dos eran pertenecia de los jesuítas: la de Pimampiro y el hato de Counguí.
EL MONOPOLIO JESUITA (1700-1767)
No es una coincidencia el hecho de que en 1695 empezara el período más activo en el tráfico de esclavos por Cartagena de Indias, pues el mayor número de brazos disponibles va indudablemente a condicionar un mayor funcionamiento de ideas para la explotación y el desarrollo económico.
En 1700, el jesuíta Ruiz Bonifacio compra 37 esclavos de Guinea en un barco holandés y declara haber recibido en total 126 esclavos por el valor de 46.620 pesos. Dos años más tarde, don José Recalde hace un pésimo negocio: entrega su hacienda de Pusir, en la playa derecha del río Chota, a los dominicos y de estos recibe a.cambio un simple terreno en Ibarra. Los nuevos duenos colocaron en Pusir elementos de tortura para los esclavos, los cuales persistieron hasta bien entrado este siglo, según informes de don Segundo Manuel Jaramillo.
En 1703, la hacienda de Cuajara tenía 25 esclavos y dos años más tarde Pimampiro de los jesuítas poseía 42 esclavos. De 1705 al 1713, la compañía francesa de Guinea trajo un nuevo grupo de mandingas a Cartagena y al parecer en este grupo parece que vino el apellido Mondongo. En los mismos años llegó también un nuevo oleaje de negros Minas. De 1706 al 1714, los jesuítas se dedicaron a comprar en Cartagena de promedio 8 esclavos por año, exclusivamente para su hacienda de Cuajara. En 1708, los mismos religiosos haeen un negocio redondo comprando la hacienda de Carpuela a los mercedarios. Siete años más tarde, Cuajara posee 92 esclavos.
Para 1715, el auge negrero ha llegado a su mayor punto, puesto que los jesuítas poseen ya 234 esclavos, 92 de ellos en Cuajara y 142 en tres haciendas que poseen en Pimampiro: Carpuela, Chalguayacu y Caldera. Esta última hacienda tenía trapiche para la fabricación de alcohol. Se sabe que en este año la orden poseía en las tres haciendas antedichas de Pimampiro 8.500 ovejas y 3.500 cabras. Los dos centenares de esclavos negros recibían anualmente 100 novillos, es decir, medio novillo paracada uno. Curiosamente el objeto principal del azúcar era el de ser enviada a Quito para la fabricación de colaciones y dulces.
En 1721, el número de esclavos en Cuajara habían subido a 100 y siete años más tarde a 114, siendo además este año de 1728 el de la fundación del ingenio. En 1734, los jesuítas gastaron 2.000 pesos en la compra de 6 esclavos y se dedicaron ya a la compra de esclavos criollos en la misma Ibarra. Sabemos por ejemplo que en este ano compraron a Francisca Criollo, esclava de 21 años, en 350 pesos. En 1740, se da una peste en Cuajara y mueren 24 negros.
Desde 1745 a 1767, se da un nuevo auge en el comercio esclavista, pues los jesuítas se dedican a comprar 7 esclavos por año exclusivamente para Cuajara, Ilegando a la suma de 129 hombres y 135 mujeres. Los apellidos más comunes en los esclavos comprados son los de Congo y Mina, siguiéndoles a estos Cochere, Espinosa, Sabú y Socare. Desde el punto de vista económico y a pesar de tener sembradas 100 cuadras de caña, habían períodos de inactividad por falta de caña y por fallas en las acequias. De promedio se elaboraban 275 libras mensuales de azúcar.
Hacia 1750, los jesuítas compraron 60 esclavos en Popayán, casi todos del grupo Congo y Carabalí, rezagos del gran auge importador efectuado del 1730 al 1738. Hacia el mismo año de 1750, el colegio jesuíta de Quito compró en Popayán 61 esclavos (investigaciones del Dr. Gerardo Andrade). Para este año, la hacienda de La Concepción contaba con 760 esclavos y la de Cuajara con 530.
En 1759, había dos esclavos especializados en herrería que fabricaban fierros para el trapiche. Hacia 1760, los jesuítas realizaron las últimas compras de negros en Portobelo. En 1764, Carpuela producía mensualmente 30 botijas mensuales de miel, anís y algodón; Para este año, los esclavos le habían cogido verdadera fobia al hermano Carrión.
En 1767, en Cuajara se contabilizaron 264 esclavos obreros y 12 indios jornaleros; los primeros tenían servicio de botiquín, medicina y cárcel con 5 cepos. Es importante anotar que la cárcel pública de Quito también poseía infiernillo y sala de tormentos para todo tipo de presos.
En este año fueron expulsados los jesuítas de España y sus colonias americanas. En los inventarios se anota que dejaban 6 ingenios de azúcar: Caldera, Carpuela, Coangue, Cuajara, Chamanal y La Concepción. En las haciendas quedaron 2.615 esclavos, de ellos 1324 estaban destinados para trabajo pesado en 8 haciendas. La hacienda que tenía más esclavos era la Concepción, en Otavalo, con 760, le seguía Cuajara, en Ibarra, con 540 y venían en orden decreciente Chamanal, con 300 esclavos, Tumbabiro, con 250 y la hacienda de Santiago, en Ibarra, con igual suma. Es importante tomar en cuenta que el 18% de los esclavos eran niños.
LA MIGRACION ESCLAVA (1767 -1813)
La salida de los jesuítas revolucionó de alguna manera el sistema esclavista en Imbabura; ocho años después, en 1775, el presidente Diguja nombró administradores para las haciendas del Chota.
En 1779, de la hacienda de La Concepción huyeron hacia Popayán los hermanos Pastrana, negros esclavos que padecían viruelas. Un año más tarde, la Junta de Temporalidades avisoó desde Quito que en las ocho haciendas de los ex – jesuítas había 150 esclavos, en demasía, por to cual vendieron 60 esclavos en 17.000 pesos, es decir, a 300 pesos por esclavo.
En 1784, empiezan a venderse las haciendas a chapetones o criollos ricos de la ciudad de Quito. Por ejemplo, en 1784, don Pedro Calisto Muñoz compra 6 haciendas al valor de 20.000 pesos la propiedad y con los esclavos incluídos; estas haciendas eran: Agualongo, Cabra, Caldera, Cotacachi, Chalguayacu y El Obraje de la Laguna. En 1786, su suegro Francisco Borja Larráspuru adquiere la famosa hacienda de Tumbabiro y la de Guañubuela, a 37.500 pesos cada una.
En el mismo año, Carlos Velez de Alava adquiere Chorlaví en 5.000 pesos y dos años más tarde el chapetón Francisco Gómez de la Torre compra las de Chamanal, Pisquer y Santa Lucía, a 20.000 pesos la hacienda.
En 1789, se produce el alzamiento de Ambrosio Mondongo en las haciendas de San José y de Puchimbuela, en Salinas que pertenecían al quiteño Carlos Araujo. A1 mismo tiempo, en la hacienda La Concepción que había comprado Juan Chiriboga Jijón, se rebelan 60 negros ya que no querían que sus dueños los vendieran; en la rebelión los esclavos matan al ganado y a la final del litigio algunos de los negros son vendidos al cura Barbacoano Juan Díaz del Castillo.
Desde 1790, insurge el primer campesinado negro, durante 20 años por to menos, y dentro de las haciendas los negros manejaban pequeñas chacras, donde sembraban maíz y algodón e inclusive a veces arrendaban a blancos de la zona. Desde 1792, aparecen nuevos beneficiarios Para la compra de latifundios jesuítas, en este año Domingo Gangotena, abogado, compra Carpuela a orillas del río Mira, en 48.000 pesos; un año más tarde los hermanos Guillermo y Agustín Valdivieso adquieren la de Cuajara, en 20.000 pesos.
En 1792, el anciano y negro libre Francisco León, vecino de la hacienda de Pusir, de los dominicos, pidió se le devuelvan las sementeras de algodón y una huerta, que se to había retenido el administrador Ramón Benítez. Un año más tarde, don Carlos Araujo vende 80 negros de Cuajara a Gregorio Larrea, destinados Para el trapiche de San Buenaventura. Cuarenta no aceptan ir al trapiche y se fugan a la primitiva hacienda de Cuajara, mientras el resto se sublevan en el interior del trapiche.
En 1800, José Zaldumbide compró a Temporalidades la última hacienda jesuíta que sobrara, era la de Santiago y por ella pagó 48.000 pesos. En 1809, el terrateniente Guillermo Valdivieso vende a doña Baltasara Terán a la parda Josefa Salvador, perteneciente a Cuajara. Poco después, la compradora, que es mulata, pone presa a la parda en la cárcel de Latacunga. En 1813, el escribano Manuel Calisto solicita que se le autorice vender tres negros de su hacienda de Ibarra, acusados de rebeldía; sin embargo, la autoridad decide que vayan presos a Quito. Se termina así la visión en plena vorágine independentista.
BIBLIOGRAFIA
ARCHIVOS
– Nacional de Historia, Quito, sección Presidencia de Quito
– Temporalidades
– Notaría Primera, Ibarra
– Notaría Segunda, Ibarra
– Orden Jesuíta,Salomon
– Herederos de Carlos Emilio Grijalba
– Leopoldo Jibaja Rubio
– Edmundo Regalado
– P. Jorge Villalba
– Carlos Manuel Larrea: Probanza de los Vinueza
AUTORES:
– Andrade González, Gerardo
– Coronel Feijo, Rosario
– Costales Samaniego, Alfredo y Piedad
– Savoia, Rafael
– Provisiones del Cabildo de Quito (1583 – 94)
– Jaramillo Zurita, Segundo Manuel
(Fuente: El Negro en la Historia, -Raíces Africanas en la Nacionalidad Ecuatoriana 500 años-, Centro Cultural Afroecuatoriano, Quito, 2002).
me parece super interesante que haya un sitio como este donde puedas enterarte de donde vienes ya que muchas veces no sabes ni como ni porque llegaron nuestros antepasados hasta acá…
Gracias por su aporte y por seguir educandonos acerca de nuestra cultura
Felicidades
Gracias pro tu comentario estamos trabajando para que este producto sea difundido, ayuda recomendando este sitio para que sea más conocida la cultura afroecuatoriana
Muchas gracias por difundir nuestra historia, cultura y enterarnos de donde y cómo llegaron nuestros antepasado muchas gracias
Felicitaciones por el manterial expuesto, la información es muy interesante y la redacción es amigable. Me gustaría que continúen la historia y lleguen hasta nuestros días y que hagan una mayor difusión del sitio. Felicidades nuevamante!
q chevere
Me parece super interesante y beneficioso el material, soy de la parroquia de Salinas-Imbabura-Ecuador, en donde tenemos una sala etnográfica y justamente estamos recogiendo toda la información probechosa sobre el pueblo afrodescendiente.
Felicitaciones
ES UN GRAN APORTE A LA HISTORIA DEL PUEBLO NEGRO, A CONOCER DE DONDE VENIMOS Y COMO SE TRANSFORMA NUESTRA HISTORIA PASO A PASO EN ESTE PAIS.
Muy interesante saber nuestra histori afrochoteña, se les agradece a las personas q tubieron q ver con esta iniciativa de difundir la historia de la raza negra ecuatoriana, su origen, su historia y lo mejor de todo q como tubieron q luchar nuestro antepasado para ser libres, muchisimas gracias con las personas q tubieron q ver con este allazgo muy importante…………..
Excelente aporte histórico. Son semillas que ayudarán a nuevas investigaciones. La incidencia de los religiosos: jesuitas, dominicanos, agustinos… dejan muchas huellas en la provincia de Imbabura; algunas buenas, otras indeseables. Pimampiro debe contar ya con historiadores que apoyen el estudio de su pasado. Los jesuitas tienen mucho que pagar a esta tierra milenaria.
Felicitaciones y adelante.
Marco Gudiño Mejía
Supervisor Nacional de Educación
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Fascinante la percepción acerca de su realidad. Enriquece nuestra identidad. adelante sus propuestas son muy interesantes.
MSc. Nancy Saraguro
Docente e investigadora de la cultura.
Conocer la verdad es doloroso pero más doloroso es encontrar profesores universitarios que dicen que en Ecuador no existieron esclavos y me retaron a comprobar con datos históricos gracias , por poner la verdad a flote
Interesante tema: los descendientes africanos de la zona de Chota,el Juncal y Salinas de Imbabura «;no son descendientes de esclavos.son descendientes de personas que fueron esclavizadas».las características fisonómicas de los africanos son imborrables y se mantienen por generaciones,hay personas blancas ,rubias de ojos azules con cráneos tipicamente africanos.en la actualidad me encanta regresar y repasar este bello lugar,desgraciadamente,muchas de estas historias se realizaron en nombre de Cristo,por rufianes llamados religiosos y que pertenecieron a varias «bandas» jesuitas,mercedarios,dominicos etc etc, antes ligados con la esclavitud ,hoy varios ligados a la pederastia. un saludo a Anderson Maldonado.
[…] en la vida. Primero como futbolista y ahora como asambleísta, nos demuestran que la gente del Valle del Chota tiene talento. Pero como todo miembro de una raza excluida y marginada tuvo que sufrir para […]
[…] 3. Noboa, Fernando J., “Una Visión Global Sobre El Chota 1475-1813,” Accessed July 17, 2017, https://afros.wordpress.com/historia/valle-del-chota/ […]