Revolución de la Concha

Autor: Lcdo. Alfonso Castro Chiriboga

IMAGEN DE LA EPOCA

La época que nos corresponde estudiar tiene antecedentes, ya desde la Independencia; es aquí cuando formalmente el país se hace cargo de su propio destino y donde se va hacer necesario un nuevo reparto del poder político. De un lado quienes deseaban afianzar y legitimar las relaciones sociales derivadas del «Viejo Statu», y de otro, los que querían hacerlo, reorientando e insertando a la nación en las nuevas exigencias devinientes, a su vez, de una nueva etapa en la dinámica de las fuerzas productivas.

No se trata de una dialéctica entre clases, sino de la dialéctica «Inter.-Clase», es decir, no es la lucha entre los grupos de cara y de espaldas al poder, sino más bien es entre grupos solamente de cara al poder, pero que según los condicionamientos, tendrían acceso a éste, o del «viejo modo» o del «nuevo modo». Nacen así Conservadores y Liberales, trabando las primeras relaciones que debían imponerse, mientras que los segundos las facilitaban, claro, todo esto en el marco de las nuevas formas de organización económica que se perfilaban y que en la esfera internacional demandaban una nueva división del trabajo expresado como estructura «circulatoria» en el libre cambio.

Fenómeno de interés geo-político va hacer la mayor polarización entre costa y sierra, en la medida en la que la primera se integra al mencionado nuevo modelo y la segunda lo rechaza, persistiendo en las rígidas estructuras e incluso será víctima aún más, de la desigual competencia que se producía con esta especie de libertinaje en el comercio exterior.

También la producción agrícola va a diferenciarse claramente en una y otra región: en la sierra será una producción encaminada «hacia adentro», mientras en la costa se privilegiará al mercado externo, como expresión de los requerimientos de un capitalismo naciente y optimista.

La conciencia liberal, entonces, se genera en nuestro país a partir de lo expuesto; que también explica como, va a tener mayor contundencia en las gentes de la costa, al punto que por ésta conciencia, empuñaran las armas generalizando el proceso a la nación entera.

Ahora bien, categorías inéditas comenzarán a incorporarse en la economía como por ejemplo el salario (en la costa sobretodo) que simplemente marca el inicio elemento social conocido como proletario y por ende el subproletariado, grupos que aportara junto con otros, su contingente en la lucha alfarista. También nacerá el capital financiero en la mira cubrir el comercio exterior y las necesidades dinerarias de la revolución, entre otras.

ESMERALDAS Y LOS CONCHA

Veamos ahora cual era la situación de Esmeraldas. Provincia de singulares contrastes de la cual Teodoro Wolf habría dicho «…es una verdadera joya de la República del Ecuador, es una hermosa esmeralda, pero no labrada, no tallada… es una piedra preciosa en su estado natural», y más allá se pregunta ¿Por qué en la inmensa área de más de 400 leguas cuadradas predestinadas a la agricultura resuena el bramido del tigre en vez del mugido del toro? La ciudad que había dado la gloria de tener el Primer Grito emancipador en la Costa Ecuatoriana, había sido arrebatada espúreamente de 200.000 cuadras de su territorio para entregarlas a los tenedores de bonos de la deuda inglesa, y había sido olvidada y abandonada.

Para contrastar, Esmeraldas era muy hospitalaria con los inmigrantes; uno de ellos será Uladislao Concha Piedrahita, colombiano, que se casará con la Sra. Delfina Torres de la Carrera y que, entre una larga lista de valientes guerreros, nacerá Carlos Concha Torres.

Luego de estudiar la Primaria en Guayaquil, irá a continuar la Secundaria y parte de su carrera de Medicina en Estados Unidos; para finalmente en Alemania graduarse de Odontólogo. La muerte de su hermano Clemente y Luis debe haber causado influencia decisiva en su vida y convicciones. Ya por 1895 lo encontramos tomándose Esmeraldas, y en 1897 tras la victoria Alfarista – ejerciendo funciones de Diputado en la Asamblea Constituyente. Nadie como él gozó de la confianza y aprecio de Alfaro y nunca éste, conoció a alguien más fiel que Concha. Vale anotar que la valentía de la soldadesca esmeraldeña fue tal, que el mismo Alfaro habría dicho «…Sabed que al tratar de vosotros os da el dictado de mis bravos esmeraldeños». Este nexo, este pacto entre el Adalid y sus Huestes vá a crear sentimientos irreversibles, que los levarán a su defensa a Ultranza.

ALFARO. ANTECEDENTES DE LA REVUELTA DE CONCHA

Una vez que el caudillo cumple su primer período, se plantea el problema de la permanencia en el poder: Esta era una revolución que había costado mucho para perderse eventualmente en las elecciones… pero !Elecciones¡ ¿Acaso ellas nos eran punto principal en el liberalismo? ¿Acaso pedía darse una Revolución Liberal, transigiendo luego uno de sus principios?… Era la contradicción entre elementos teóricos- abstractos e históricos concretos, que de alguna forma revelan una constante en la Ideología Liberal, a saber; La conciliación entre, de un lado, incluir procesos sociales, y de otro, perseguir fines individuales.

Se trataba ahora de suspender esta dicotomía, y se los hizo en los mejores términos; definitivamente el régimen asumía las funciones electorales pero por parte de un hombre que tenga cierta aceptación.

(Para no desagraviar a los electores). Esta conyuctura no dejo dudadas respecto al nombre de Plaza : era el hombre ideal tenido como dócil y cauteloso, permitía llevar a cabo un imprescindible proceso de Gobierno Alfarista, que por otra parte se explicaba el tenor de elementos jacobinizantes y extremistas.

Llega así Plaza a su primera presidencia en un marco de pugna con Alfaro, quien el prever los riesgos del surgimiento de un nuevo líder; y lo que es peor, un reforzamiento del conservadorismo se arrepiente a última hora pero es ya tarde

El gobierno de General Plaza Gutiérrez mantiene la tónica reformista de la Revolución y se continúa con leyes como la del Matrimonio Civil y Divorcio, la ley de Cultos, en fin, otras tendientes a debilitar la facultad deliberante de Clero, bien en lo económico o en lo social. (La ley de Cultos favorecía el despojo de bienes a la Iglesia, en algunos casos hasta dejarlos en la pobreza completa). Notemos por otro lado, que no se toman medidas de igual magnitud con respecto a lo terratenientes (ellas le correspondieron a Alfaro en su momento) la situación así constituida devenía una forma de acuerdo basado sin duda en el hecho, de que estando la mayoría de la población ubicada en la Sierra, el control ideológico le correspondía.

Luego de este Gobierno la División al Interior del Liberalismo es clara, una facción seguirá a Alfaro y otra será la Placista. Con la venia de esta última, Lizardo García cumplirá la tarea de sucesión. Tras un período corto de Gobierno, reacciona «El Viejo Luchador» y vuelve a tomar el poder; 20 días serán suficientes en el campo de batalla, para tal logro.

Reaparece el Coronel Carlos Concha, luego de haber participado intensamente en la corta campaña. Se declara primero Jefe Civil y Militar de Esmeraldas para, luego del triunfo, asumir funciones de Cónsul en Paris. Paralelamente, ocurría en Ecuador un hecho que iba a agudizar la disconformidad. Se trataba del Contrato con el Conde Charnace que consistía en una concesión de tierras baldías en regiones orientales a cambio de que en dicha zona se haga una vía principal.

Como era de esperarse, se comenzó a hablar de la re-edición del tristemente célebre contrato Icaza-Pritchett con el que se acordaba la cancelación de la deuda Inglesa, a cambio de tierras baldías, (200000 cuadras de ellas en Esmeraldas) y se comenzaron a animadversar los ánimos.

Para 1908 ya se manifiesta un intento de asesinar a Alfaro en la ciudad de Guayaquil, sin embargo, se logra sofocar la sublevación ordenándose el fusilamiento de los rebeldes, pero dado que la pena capital se había abolido, se tradujo todo esto en una reacción más fuerte e implacable, que determinaría la acentuación de los odios contra Alfaro, que ya deja el poder por 1911.

Luego le sucede con su visto bueno Dn. Emilio Estrada, muriendo en el mismo 1911. Para 1912 estalla la guerra civil entre fuerzas Placistas (auspiciadas por las fuerzas del interior y el gobierno constitucionalista), y las fuerzas Alfaristas, a las que una vez más se les une el General Concha Torres. La contienda así constituida, va a desenlazar en el triunfo de Plaza y posterior muerte de Alfaro.

LA REVOLUCION DE CARLOS CONCHA

Realmente el fracaso de la propuesta liberal era notorio, en tanto, se marginaron a los Sectores Populares. Por otro lado, en la persona de Plaza se conciliaban las Fuerzas Tradicionalmente Opuestas, es más, se comienza a perfilar la Clase Dominante – tal como la conocemos hoy – en tanto toma conciencia de sí misma con respecto a su rol en la sociedad; en otras palabras se identifica el tipo de relación social que imperará en el proceso de producción.

Pero bien, habiendo muerto el Gran Caudillo Liberal en 1912, Carlos Concha se refugia en la Isla San Ignacio, en el Golfo de Guayaquil, luego es apresado 2 veces para finalmente quedar libre y regresar a Esmeraldas, desde donde se alzará en armas por el tiempo que le reste al Gobierno de Plaza. Dignos serían de recordarse, con detalles de combates, por que cada uno es una historia de honor y arrojo singulares, sin embargo, baste decir que en el Guayabo, Camarones, la Propicia, etc. Se enfrentaron fuerzas con dos principales divisas; la una, bajo la orden gélida y mecánica de la oligarquía y la otra bajo la pasión del idealismo, y del sentimiento.

Sin dudad la revuelta, en cuanto a discurso, expresaba fundamentalmente los anhelos de vengar a Alfaro, pero en cuanto a movimiento social, era la reacción ante el olvido y marginación que había sufrido Esmeraldas; y, como ya se dijo el poder político y económico sufría un proceso de concentración, del cual se estaba marginando a los terratenientes esmeraldeños, grupo en el que se hallaba el Dr. Concha.

En el plano del nuevo orden liberal, sin duda, la Plutocratización creciente daba cuenta el fracaso revolucionario, en tanto que pretendió ser un proyecto social de esencia, en el que quizá Concha quizo seguir incursionando, sin haber logrado el triunfo.

Fueras de los determinante anotados, se señalan otros de poco rigor, tal el caso de la versión en la que se asegura que el Dr. Carlos Concha, en su calidad de Cónsul en Bruselas, mantuvo una deuda con una Institución de este país; obligación que no habría cancelando poniendo en desprestigio el nombre del Ecuador. (Ya que a través de su uso se habría consumado el acto), ante los cual el General Plaza ordenó su cancelación, creando por parte de Concha el ánimo de derrocarlo, como única salida al diferendo. Vale anotar, que tal argumento desprecia la dinámica de la lucha social y los principios que rigen la subversión: las condiciones materiales y espirituales en las que tiene que desarrollar un pueblo su vida.

Finalmente es de relievar la importancia que tubo la insurrección como fenómeno étnico-local, como presencia del negro en el panorama histórico-liberal, expresando rasgos complejos y encomiables que dejaron profundos precedentes de honor, dignidad y hombría.

(Fuente: El Negro en la Historia de Ecuador y del Sur de Colombia, Centro Afro Ecuatoriano, Quito, 2002).